Uno de los principios básicos del Zen es el de la mente del principiante, la habilidad de ver las cosas tal como son, en el momento presente, sin hacer ninguna proyección mental de tu pasado en esta realidad. La respiración consciente es la manera perfecta de situarte en la realidad del momento presente.
El arquero ha sido siempre un símbolo del zen, así que utilizaremos el arte del tiro al blanco como metáfora, como verás aplicaremos la misma dinámica para la respiración que si estuviéramos haciendo tiro al arco. El tiro al arco y el trabajo de respiración implican combinar fuerzas físicas muy poderosas, y un alto nivel de concentración mental. Cuando el arquero tensa la cuerda del arco, corresponde a la inspiración, cuando la suelta, corresponde a la exhalación, se produce un momento muy especial, en el que la concentración mental y el poder físico están unidos, la diana está perfectamente a la vista y todo está perfectamente alineado, en este momento, lo único que tienes que hacer es soltar, y dejar que vuela la flecha.
La flecha es tu intención. Crea una intención genuina y al exhalar libera tu intención junto con el aire, en esta práctica, tú eres el arco, el arquero, la flecha y la diana.
Al inspirar, los músculos que se encargan de la respiración se ensanchan y se fortalecen físicamente, cuando generas una intención, estás creando fuerza mental, cuando los pulmones están llenos lo único que puedes hacer es soltar el aire, no necesitas empujar ni forzar, ni soplar sólo tienes que soltar. Hoy nos concentraremos en este reflejo respiratorio natural para que trabaje a tu favor.
¿Tienes alguna meta o resultado que quieras conseguir o que quieras manifestar en el mundo real? Concéntrate en tu intención al inspirar y luego, simplemente, suelta, relájate y permite que el poder reflejo de la exhalación ponga en marcha esta intención en tu nombre. Quizás tengas un deseo o una oración, tal vez quieras ayudar a alguien que está en otra parte del mundo con tu intención amorosa. Utiliza tu respiración con este fin, inspira y crea una intención sincera, exhala y libera esta intención en el mundo y en tu vida. Permite que el poder natural de la respiración apoye tu intención. De este modo, cada respiración puede ser como una oración y una bendición, tus flechas pueden ser las cosas que quieras liberar, pueden ser tus pensamientos o las emociones negativas. Pueden ser las flechas de algún trauma del pasado, un miedo, una duda, un resentimiento o cualquier cosa que ya no necesites o que ya no quieras seguir reteniendo. Tus flechas también pueden ser positivas, pueden ser flechas de amor, alegría y paz.
Como decía una de las oraciones de San Francisco: «Señor, que yo sea un instrumento de paz, donde haya odio, permíteme sembrar amor; donde haya una herida, el perdón; donde haya duda, la fe; donde haya desesperación, esperanza; donde haya oscuridad, la luz».