Vladimir Jandov es un profesor certificado en Yoga Iyengar y ha completado la formación de 3 años de Yoga Terapéutico con su mentor Manouso Manos
Valdimir descubrió el Yoga de la mano de su madre, profesora de Hatha Yoga. Vladimir acudía a sus clases de yoga para ayudarla mostrando las diferentes posturas a los demás alumnos. Siendo muy joven y con afán de aprender lo máximo, viajo a la India con el objetivo de profundizar en sus estudios y descubrimiento del yoga. Durante esta etapa estuvo sirviendo con los monjes en Vrindavan, donde estudió el Gita, los Upanishads, y realizo varios peregrinajes. Permaneció algún tiempo también en los Himalayas y en varios estados del sur de la India.
Tras su estancia en la India, Vladimir viajó hacia los Estados Unidos donde conoció a Chris Stein y fue ella quien le introdujo en el Yoga Iyengar. Al poco tiempo viajaron juntos hacia Pune (India) para completar su formación de Iyengar durante 3 años. A partir de ahí empezó a investigar más en el aspecto terapéutico junto a Elise Miller, profundizando en la enseñanza para alumnos con escoliosis y durante 3 años intensos con su mentor Manouso Manos.
En esta entrevista realizada a Vladimir en Slovakia y cedida por él mismo a Yogaone, nos explica su experiencia en el Yoga.
Hola Vladimir, ¿puedes explicarnos más sobre ti?
Nací en la Unión Soviética cerca de Odessa, lo que hoy es Ucrania. Cuando era niño me gustaban las artes marciales y también empecé a practicar yoga a los 13 años. Debido a dibujar durante muchas horas en el suelo, desarrollé una escoliosis funcional leve.
A los 14 años me llevaron a un famoso terapeuta manual que corrigió mi escoliosis en 3 visitas, pero también me dio algunas reglas que debía seguir. Tuve que fortalecer mis músculos espinales con unas pautas: estar de pie junto a la pared durante 10 minutos cada día, no apoyarme en el respaldo de la silla cuando me sentaba, etc. ¡Eso me ayudó!
Poco después de mudarme a los Estados Unidos en 1996 redescubrí el yoga. Ahora estoy casado y tengo un hijo de 6 años que también hace yoga.
¿Por qué Iyengar Yoga?
Descubrí el Iyengar Yoga a través de Christine Stein, maestra en Los Ángeles, cuya madre nació en Eslovaquia y emigró a los Estados Unidos después de la 1ª Guerra Mundial.
A los 20 años de edad, poco después de mudarme a Los Ángeles, tuve un esguince en el tobillo. Al ser deportista y haber tenido repetidas lesiones, mis tobillos se habían debilitado y habían perdido estabilidad. Christine me ayudó enseñándome una forma especial de hacer Virasana con mantas enrolladas debajo del empeine, eso me ayudó a mantener una postura que de lo contrario hubiera sido muy dolorosa.
También una serie de asanas de pie me ayudaron a desarrollar suficiente fuerza y estabilidad en las articulaciones de la parte inferior de las piernas y fue entonces cuando me di cuenta del poder curativo del yoga. No lo he dejado de practicar desde entonces.
Has estudiado con el increíble Manouso Manos, ¿puedes explicarnos más sobre tu entrenamiento terapéutico?
Me considero muy afortunado de haber conocido y estudiado con Manouso. La primera vez fue en 1998, yo todavía no tenía mucha experiencia en el yoga y tenía dificultades para comprender correctamente el inglés, pero recuerdo como me quedé impresionado por la tremenda energía y tecnicidad con la que explicó y mostró todo lo que hicimos en esa clase. Desde entonces he continuado estudiando con él varias veces al año y también participando en sus intensivos en su estudio en San Francisco.
Una de las experiencias más importantes para mí ha sido realizar el programa Therapeutics de 3 años de duración. Fue una especie de culminación de mis estudios con este increíble profesor. Aprendí mucho tanto de teórica como de práctica. Manouso nos dijo que era reacio a llamarlo un curso porque en su opinión hay cosas que no se pueden enseñar. El opina que solo compartió con nosotros lo que sabe, pero lo que se necesita para transmitir, o se tiene o no se tiene… y no es solo el talento del que estaba hablando, sino más importante la compasión por el sufrimiento de los seres humanos y el deseo de «ponernos bajo la piel» de esa persona a quien estamos tratando de ayudar…
Uno tiene que desarrollar el «toque» y la sensibilidad de la mano y solo viene con mucha práctica y trabajo duro.
De las 120 personas que comenzaron el primer año, solo 55 permanecieron hasta el final y se acabaron graduando. El resto acabaron dándose cuenta que aquello no era para ellos o simplemente no les importaba el tema de la terapia y solo deseaban seguir enseñando yoga… Igualmente todos dijeron que los hizo mejores profesores de alguna manera.
¿Por qué nos recomiendas asistir a tus formaciones?
Enseño con entusiasmo como ayudar a los estudiantes a ir más allá de sus límites percibidos, mientras maximizo la atención a cada persona en la sala. Espero poder ofrecer algún valor a todos mis alumnos tanto si son practicantes como si son profesores.
Vladimir Jandov estará el 23 y 24 de septiembre de 2018 en YogaOne Tuset conmemorando el centenario de BKS Iyengar con dos días de workshops centrados en el Yoga Iyengar. Consulta más información clicando aquí.