La espiritualidad, al igual que el yoga, es un término personal pero universal: pertenece a todas las personas, pero afecta de manera diferente en cada caso. Hay gente que practica yoga por los beneficios físicos que conlleva (tonificación, elasticidad, resistencia) mientras que otras personas lo practican de forma mucho más profunda, con el fin de encontrar el camino de la vida y la paz interior.
Muchas personas encuentran en la espiritualidad el motivo principal para practicar yoga, porque al hacerlo, se dan cuenta de que llena sus vidas de esperanza, tranquilidad y vitalidad.
La conexión entre espiritualidad y el yoga
Como en todas las disciplinas que requieren ejercicio físico, el yoga ofrece muchos beneficios físicos, entre los cuales hay el desarrollo de fuerza y resistencia, la mejora en la elasticidad y la tonificación de los músculos. Sin embargo, si el yoga destaca por algo es por su increíble beneficio mental: trabaja la mente, nos ayuda a conectar con nuestro interior, combate el estrés emocional y nos brinda un espacio de paz. Aunque el yoga tenga las dos partes, si te quedas sin la espiritual, estás más cerca de una clase de estiramientos o relajante que de una sesión de yoga. Cuanto más profundices, más beneficios encontrarás.
A medida que te vayas introduciendo en esta práctica y te conviertas en un verdadero/a yogui, practicando regularmente esta disciplina, empezarás a tomar conciencia de ti i de tu espíritu. Cuando hablamos del espíritu nos referimos a la motivación que nos mueve, a la razón que existe detrás de aquello que hacemos y pensamos.
Si llegas a este punto y eres capaz de practicar el yoga con conciencia, aprenderás mucho sobre ti y sobre tu comportamiento: cómo actúas, cómo piensas, cómo reaccionas y lo más importante: cómo eres.
Disfrutar del aquí y ahora
Es importante remarcar que tener conciencia sobre nosotros/as mismo/as y nuestros actos no nos llevará siempre donde deseamos. El yoga no nos conseguirá nuestro trabajo de ensueño ni cumplirá nuestros deseos. Esta práctica no tiene nada que ver con deshacerse de todo lo negativo, sino que lo que nos enseña es a disfrutar del aquí del ahora, aunque no sea siempre algo perfecto o deseado.
Desarrollar la espiritualidad gracias al yoga consiste precisamente en esto: hacer firme nuestra fuerza interior para que sea independiente a las circunstancias exteriores. El yoga nos permite tener un tiempo para conectar con nuestro interior, para alejarnos del ruido externo y poder fijarnos simplemente en “ser”.
Lo importante es justamente esto: observar nuestro ser. Sin esperar nada: ni positividad, ni felicidad ni tranquilidad; nada. Pero si llega, hay que ser consciente de ello y agradecerlo. Incorporar la actitud agradecida y entregada a la vida es lo que hace del yoga una práctica espiritual.
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Como ves, el yoga no es solamente un deporte o una práctica física. A parte de todos los beneficios que nos aporta a nivel físico y para nuestra salud, el yoga destaca por sus beneficios mentales. La espiritualidad y el yoga van de la mano, por lo que, practicando esta disciplina de manera profunda, aprendemos a conectar con nuestro interior y a ser más conscientes de nuestros actos y pensamientos.
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