Las posturas invertidas incrementan el riego cerebral y tienen muchos beneficios circulatorios
Se considera invertida cualquier postura en la que la cabeza quede por debajo del corazón. Estas posturas invertidas forman parte de una sesión de yoga, que es donde se deben aprender a realizar, porque resultan un poco más complicadas que las otras. Se debe tener mucho cuidado en ejecutarlas y no conviene hacerlas de forma aislada.
Las inversiones presentan muchos beneficios para la salud, porque aportan sangre nueva y oxigenada en la cabeza y el tronco, tonifican el músculo cardíaco, mejoran la circulación de retorno y ayudan a prevenir las varices en las piernas. Activan las glándulas que gobiernan el sistema inmunológico, la tiroides y paratiroides y todo el sistema linfático que drena los residuos y toxinas del cuerpo. Además flexibilizan la parte inferior del cuerpo, la espalda y la columna vertebral.
9 posturas invertidas para optimizar la salud
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Uttanasana (postura de la pinza de pie)
De pie, haz una inhalación y, al exhalar, flexiona el tronco hacia delante y lleva las manos hacia el suelo. Intenta que el tronco quede pegado a los muslos con la espalda lo más estirada posible. Quizás al principio deberás flexionar las piernas.
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Postura de prasarita
De pie, separa las piernas, haz una inhalación y al exhalar flexiona el tronco hacia delante. Tensiona un poco los cuádriceps para favorecer la bajada. Coloca las manos a la altura de los pies, intenta relajar el cuello y los hombros y estira la espalda lo máximo posible. Quizás al principio deberás flexionar las piernas.
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Postura de Parsvottanasana
De pie, lleva una pierna atrás separándola un poco. El pie de atrás debe estar a unos 45º. Deja las caderas el máximo alineados posible. Haz una inhalación bien profunda y, al exhalar, flexiona el tronco hacia delante y llévalo hacia la pierna delantera al igual que en la postura de la pinza de pie.
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Adho Mukha Svanasana (postura de la montaña)
Apoya manos y pies en el suelo a una distancia de unos cinco pies. Apoya bien las palmas de las manos en el suelo y lleva las caderas bien atrás y arriba. Intenta estirar al máximo por un lado la espalda y por el otro las piernas, y dibuja así la forma de una montaña.
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Sirsasana (postura sobre la cabeza)
Al principio es mejor hacer esta postura con la ayuda de una pareja. Dobla los brazos cogiendo los codos con las manos para tener la distancia adecuada. Estira los antebrazos hacia delante y entrecruza los dedos. Apoya la coronilla en el suelo entre las manos, estira las piernas y eleva las caderas. Camina con los púas hacia la cabeza hasta que las rodillas se acerquen al pecho, flexiona las rodillas y eleva los pies del suelo. Estira bien la espalda y eleva poco a poco las piernas hasta poderlas estirar completamente. Haz presión con los codos en el suelo para mantener mejor el equilibrio.
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Postura sobre los antebrazos
De rodillas, coloca los antebrazos en el suelo alineando el codo con el hombro y la muñeca con el codo. Mantener las manos activas en el suelo y levanta las rodillas, y camina para acercar al máximo los pies al cuerpo. Levanta una pierna arriba y date impulso para poder levantar las dos piernas.
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Sarvangasana (postura sobre los hombros)
Estirado, eleva las piernas y la parte baja de la espalda y coloca las manos lo más cerca posible de las escápulas. Intenta que piernas y tronco queden en una línea vertical y mantiene la postura unas 10 respiraciones. Deshazla muy lentamente.
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Halasana (el arado)
Desde la postura anterior lleva las piernas estiradas por detrás la cabeza e intenta que la espalda quede perpendicular al suelo y, si puedes, entrecruza los dedos de las manos y estira los brazos sobre el suelo.
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Matsyasana (contra postura de Sarvangasana)
Estirado con piernas juntas y extendidas, coloca las manos bajo los glúteos, clava los codos para elevar el pecho arriba llevando la cabeza hacia atrás y deja que descanse sobre el suelo.
Aprende a realizar estas posturas con total seguridad
Para aprender a realizar correctamente todas estas posturas y evitar cualquier riesgo de lesiones, no hay nada como contar con la ayuda de un instructor de yoga para que te pueda explicar paso a paso cada una de las posturas y adaptarlas a las necesidades corporales.
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