Si la cara es el espejo del alma, es muy posible que la tuya esté afectada por el estrés. Tensa, deslucida, cansada… Los cosméticos no pueden llegar tan lejos como los ejercicios tonificantes y relajantes que nos proponen estas sesiones de yoga tan especial. ¡Un auténtico lifting! Ojos cargados e hinchados, el hacia punto de explotar, la piel tensa… Hay muchos días en los que las cremas no funcionan y los flashes de belleza se quedan cortos. Te proponemos algo muy nuevo y muy sano, fácil y relajante: el yoga facial. Conseguirás tonificar, calmar y oxigenar la piel de tu rostro presionando con los dedos en el lugar y el tiempo justo.
Más que un masaje
El yoga facial va más allá del simple masaje. Es un método de relajación con el que se ejercitan los tejidos musculares en los puntos más vulnerables de la cara: la frente, los párpados, el rictus, el contorno del óvalo y de los labios. Si quieres rehuir de los gestos de crispación y de la tensión aprovecha la mañana, apenas cuando te despiertas, o bien antes de ir a dormir. Sólo hace falta que estés tranquila, en silencio y desconectada de todo. Pone el móvil en “silencio”, lleva ropa que no te apriete y adopta una postura cómoda. La mejor es la del “loto”, propia de la meditación del yoga. También puedes estar sentada en una alfombra o en una silla, siempre y cuando los brazos y las piernas estén relajados y la espalda, erguida, esté apoyada. Ayudará que te rodees de un ambiente agradable, con velas y olores que te desestresen. Tan importante como los ejercicios es sincronizar las secuencias respiratorias para que mantengan la relación idónea con el movimiento. El masaje y las presiones tienen que ejercitarse durante la fase respiratoria de la expiración, que es cuando se eliminan las impurezas, el anhídrido carbónico y otras toxinas, y los músculos se relajan, permitiendo que la acción del ejercicio sea efectiva. Finalizarás esta sesión de yoga facial con los ojos cerrados, respiración profunda, silencio y concentración. Realiza, como punto y final, unos estiramientos de brazos y piernas.
Mirada serena
Cuando trabajamos en el ordenador, cogemos apuntes mucho rato o nos rascamos los ojos, acabamos irritándolos. Hará falta que hagas unos sencillos ejercicios para hacer trabajar los músculos de los párpados superiores (bajo las cejas) e inferiores (bolsas). Con los ojos abiertos, coloca el perfil de los índices bajo las cejas. Arrastra lentamente y en sentido oblicuo la piel que ha de estar sujeta por los dedos. Inspira, y durante una expiración de unos seis segundos cierra los ojos todo lo que puedas sin fruncir las cejas. Para el siguiente ejercicio, coloca las yemas de los dedos bajo los ojos (como un centímetro). Realiza una inspiración nasal y durante una expiración de unos seis segundos, intenta cerrar los ojos mientras los dedos se oponen a esta elevación con una ligera presión.
Sonreír sin pliegues
Elimina las arrugas que rodean el labio superior y las comisuras inspirando fondo y colocando la boca como para pronunciar una “e”. Introduce los extremos de los índices, ligeramente doblados, como si fueran una palanca. Inspira por la boca que intenta cerrarse para pronunciar una “o”, cosa que impiden las yemas de los dedos. Este ejercicio está contraindicado para personas que tienen problemas de oclusión dental o bruxismo.
Rostro tonificado
Mantén la boca cerrada con una mano para asegurar que no se escape el aire. Coloca la otra mano encima las mejillas. Cuando los dedos no puedan hundirse en ellas con facilidad, estarás preparada para realizar el ejercicio. Realiza una expiración completa, después inspira y reparte el aire de forma homogénea entre ambas mejillas. Coloca las manos en oblicuo sobre estas; junta la base de las palmas a la boca. El aire no se tiene que escapar, pero mantén las fosas nasales libres para poder respirar. Durante unos seis segundos, apoya las manos para intentar expulsar el aire, pero las mejillas se endurecen para impedirlo
Nariz descolgada
Los dedos índice van presionando en la zona dónde la nariz se une a la frente y en las cuencas. Los ojos están cerrados y el tiempo de presión y de descanso se establece casi a placer. Notarás que este gesto te transmite una relajación profunda. Tras un rato se bajan los mismos dedos a la altura de las aletas de la nariz y se realizan frotaciones en círculos.