CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU
El cuerpo humano se puede comparar con un coche. Cualquier automóvil, ya sea un Rolls Royce o un trasto viejo y oxidado, necesita cinco cosas para poder funcionar adecuadamente: lubricación, un sistema de refrigeración, corriente eléctrica, combustible y un conductor sentado al volante. En el yoga, las asanas o posturas, lubrican el cuerpo, conservan los músculos y las articulaciones en buen funcionamiento, tonifican los órganos internos y estimulan la circulación, sin provocar fatiga alguna. La relajación completa refresca el cuerpo, mientras que el pranayama o respiración yóguica aumenta el prana (energía vital), la corriente eléctrica. Los alimentos, en el agua y el aire que respiramos nos proporcionan el combustible. Finalmente, la meditación aquieta la mente, el conductor del cuerpo. Meditando, aprende uno a controlar y, en última instancia, a trascender el cuerpo, que es su vehículo físico. (...) Ya ven, pues, que aunque el yoga se inicia con el cuerpo, acaba por trascenderlo.
(Centro Sivananda Yoga, 1999.)
Swami Vishnu-Devananda